Adquirir una Smart TV es una decisión que va más allá del tamaño o el diseño. Hoy en día, con la enorme oferta disponible, conviene fijarse en algunos puntos esenciales que marcarán la diferencia en tu experiencia de entretenimiento. Aquí te dejamos cinco recomendaciones fundamentales para que tu compra sea todo un acierto:
No solo importa que sea “4K” o “Full HD”; la calidad de imagen depende también del tipo de panel (LED, QLED, OLED). Si buscas negros profundos y contraste superior, OLED suele ser la mejor opción, mientras que QLED destaca por su brillo y colores vivos, ideal para estancias muy iluminadas.
Cada fabricante tiene su propio sistema (Tizen en Samsung, webOS en LG, Android TV o Google TV en Sony, Philips y otras). Verifica si es intuitivo y si cuenta con las aplicaciones que más usas: Netflix, Disney+, Amazon Prime, YouTube, etc. Además, asegúrate de que sea compatible con asistentes de voz o sistemas domóticos si ya tienes un ecosistema inteligente en casa.
Piensa a futuro: ¿vas a conectar una consola, barra de sonido, decodificador, disco externo? Revisa que tenga suficientes puertos HDMI (preferible versión 2.1 si juegas en consolas de última generación), puertos USB y, por supuesto, buena conectividad WiFi o incluso Ethernet para mayor estabilidad.
Aunque muchas Smart TV actuales ofrecen mejoras de audio como Dolby Atmos o DTS:X, su potencia suele ser limitada por el grosor del televisor. Si eres exigente con el sonido, evalúa la posibilidad de añadir una barra o un sistema home cinema, pero, en todo caso, elige una TV con tecnologías que optimicen el audio.
A veces nos dejamos llevar por las pulgadas, pero antes de lanzarte, mide bien la pared o el mueble donde irá. Para salones medianos, una TV de 50-55” suele ser perfecta a unos 2-3 metros de distancia. Y si planeas montarla en pared, verifica el estándar VESA para asegurarte de que sea compatible con el soporte que prefieras.
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